En los últimos años, el término "vivienda sostenible" ha entrado en el vocabulario de los profesionales inmobiliarios. Amplificados por una conciencia ecológica cada vez más marcada entre los jóvenes, las residencias de estudiantes ahora quieren revisar su oferta de vivienda para atender las cuestiones energéticas y ecológicas. De hecho, los estudiantes están muy comprometidos con tener un comportamiento eco-responsable frente a los desafíos climáticos.

¿Qué es la vivienda sostenible?

Vivienda sostenible es el término que se utiliza para designar un hábitat “verde”, respetuoso con su entorno y de bajo consumo energético. Esto reduce el consumo de materias primas no renovables y cada vez más raras, así como las emisiones de gases de efecto invernadero. Para el inquilino, el menor consumo de energía se traduce en una reducción de los gastos de consumo como la electricidad o la calefacción.

Para viviendas nuevas o antiguas

Una vivienda antigua también se puede considerar como una vivienda duradera, siempre que se realicen algunos trabajos, en particular trabajos de aislamiento.

Para viviendas nuevas, la etiqueta "BBC" permite identificar viviendas que están mejor aisladas y ventiladas y, por lo tanto, consumen menos energía. Esta etiqueta es obligatoria para las nuevas construcciones desde 2013, y actualmente es la que más se adelanta a la normativa térmica vigente. Sin embargo, estos alojamientos cuestan entre un 10 y un 15% más que los alojamientos tradicionales. A cambio, el inquilino tendrá menos para gastar en cargos de alquiler.

Viviendas estudiantiles sostenibles

El sector de la vivienda para estudiantes se enfrenta a grandes retos: por un lado, la exigencia de construir viviendas más respetuosas con el medio ambiente y, por otro lado, la presión de tener que satisfacer la creciente demanda de vivienda. Han surgido soluciones de vivienda atípicas, como las residencias en contenedores, para hacer frente a estos dos desafíos.

Sin embargo, las viviendas más tradicionales también pueden reclamar la etiqueta de "sostenible". Los arquitectos y desarrolladores pueden estar interesados ​​en los materiales que se utilizarán para estas residencias. Estos últimos permiten reciclar sin necesidad de transformación, y se presentan como una solución óptima. Por ejemplo, la madera es un material accesible, duradero y de bajo costo. El uso de paneles fotovoltaicos y paneles solares también puede ser una forma de desarrollar y ayudar a limitar el consumo de energía.

Las residencias de estudiantes también son conscientes de que forman parte de una comunidad de vecinos concreta. Así, muchas residencias están poniendo en marcha proyectos en colaboración con los actores locales para poner en marcha acciones que apoyen la ecología. Por ejemplo, los inquilinos pueden obtener frutas y verduras directamente de los productores locales o donar objetos. Las nuevas tecnologías apoyan la concienciación sobre el consumo de energía. De hecho, algunos están pensando en dotarse de domótica y ofrecer a los alumnos la posibilidad de regular su calefacción a distancia y monitorizar el consumo de agua y electricidad en tiempo real desde su teléfono móvil, lo que permitiría una toma de decisiones más responsable.